No es la primera vez, ni será la última, que se producen paros que conducen a la interrupción del normal servicio de entrega y recogida de contenedores. Barcelona ha sido esta semana, pero cualquier puerto español ha vivido esta situación, y de todos ellos menciono a Bilbao y Valencia.
Tres reflexiones:
1. Estoy en contra de cualquier medida de coacción, de actitudes ilegales, de utilizar la fuerza (en este caso medidas coercitivas mas sutiles) para resolver problemas, etc... Y eso debemos exigirle a nuestros gobernantes. Esta actitud nos sumerge en un mundo de incerteza, de arbitrariedad, de indefensión. Esto por supuesto vale para todos los ámbitos, no solo hablo de transportistas.
2. El problema que tienen los transportistas, es el mismo que tenemos muchos y numerosos colectivos de la comunidad portuaria española. Hay un exceso de oferta en el mercado, una atomización de la oferta que dificulta la rentabilidad de los servicios, unas fuertes inversiones de los operadores de transporte y autónomos; y en muchos otros casos la autoridad ha estudiado planes de reconversión, que serian plenamente válidos para este. Entendemos sus reivindicaciones, y no debemos hacer oidos sordos. Ahora bien, también veamos el punto número 1.
3. En un post anterior dije que la situación de los impagados en una verguenza nacional. No puede ser que un cliente decida unilateralmente dejar de pagar, o demorar el pago, etc.. practicamente sin consecuencias. ¡No puede ser! Exijamos respeto a todas las partes, que cada uno cumpla con sus obligaciones y las de pago es una de las prinicipales, y entonces nosotros exigiremos que se nos trate de acuerdo a la legalidad, y volveremos al punto número 1.
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