Si usted quiere comprar un ordenador personal o una cámara fotográfica o un televisor, busca modelos, compara precios en tiendas, por internet, etc...; y finalmente escoge una opción que le guste por las prestaciones, por la confianza que le da el vendedor o la marca y también el precio final será un factor determinante en su elección.
Su conciencia social posiblemente haga que le repela un producto que sabe que ha sido elaborado en condiciones laborales de esclavitud, o la empresa manofacturadora está controlada por el narcotráfico o el terrorismo. Es otro factor a tener en cuenta, aunque la mayor parte de las ocasiones sn tengamos ni idea de si esto ocurre.
Volviendo al precio, cuando ha elegido un producto, lo busca en Media Markt o en Miró, en Expansys o en Pixmanía, pero puede ser que también busque con ayuda de utilísimas páginas web, donde está el mejor precio de venta y tiene en cuenta también los gastos de envío. Pero usted sabe que una Xbox no puede valer €50, con lo que desconfía de quién se lo ofrezca.
Un servicio es intangible y su valoración económica es mucho mas variable, pero ahora usted ya ha aprendido las diferencias de volar desde Madrid a Amsterdam, por €20, por €100 o por €300. De entrada parecen iguales y salvo alguna excepción, como encontrar una tarifa superreducida o una oferta de último minuto, ahora sabe que hay que valorar a que aeropuerto llega el avión, condiciones de facturación de la maleta, modificación o cancelación de reservas, etc...
¿Dónde quiero llegar? Los fletes en las principales rutas mundiales siguen bajando. Las Navieras anuncian fuertes pérdidas para este año 2.011, y hace unas semanas, la líder mundial Maersk Line, nos anunció su daily service desde China a North Europe con compromisos de compensación a los clientes por demoras en la llegada.Esto coincide con una campaña agresiva de Maersk Line, ofertando fletes muy competitivos a los usuarios de estos servicios, entiendo que para tener un alto índice de ocupación en los buques, ahora que la oferta supera con creces la demanda; e indirectamente hacer replantear su permanencia en estos mercados a Navieras con menor capacidad financiera. Lícito y muy posiblemente brillante.
La pregunta es. ¿Usted entraría en un restaurante que vendiera una ración de chuletón de buey de primera a €3? ¿O Jamón Ibérico a €5 el plato de 200 gramos? Pués, yo tampoco.
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