La Ley del silencio. On the waterfront.

Hace unos días vi nuevamente la película La ley del silencio/On the Waterfront en su título original, tarea que tenia en mi bandeja de asuntos pendientes, y que acudió a mi mente cuando pensé en ver películas de temática portuaria. Jugando a ser crítico de cine, ocupación para la que no tenga ningún atributo, la dirección de Elia Kazan es magnífica, hay un guión fantástico de Budd Schulberg, que atrapa desde los primeros fotogramas, y la crudeza de la situación, queda ampliada por la historia de amor imposible que surge entre dos personas antagónicas. Muy recomendable. Hay un fotograma de la película donde se ve al fondo, pimtado en unos almacenes el nombre de "Holland America Lines", Naviera mítica para los que somos veteranos de la profesión, y cuyo nombre siempre estará unido al del tráfico con los Estados Unidos.

Hace unos días la periodista Elena García escribía en el Diario del Puerto, un artículo sobre las acciones de la Comisión Nacional de la Competencia, y utilizaba la trama de la película como ejemplo de la mala imagen pública de nuestra actividad, o al menos la que las acciones de la CNC, puede llegar a transmitir. Un artículo brillante y muy sagaz.


Los estibadores en la película son víctimas de un sistema cruel e inhumano, donde han perdido su dignidad y están controlados por un grupo de facinerosos sin escrúpulos. Se juega con las necesidades del Naviero, para extorsionarlo y ganar mas dinero con la estiba, por supuesto sin compartirlo con los trabajadores portuarios. En esa época el control de los muelles neoyorkinos dió pie a muchos libros y películas, y esta es una de las razones por lo  que se ha transmitido esta imagen de sordidez e ilegalidad, que aún muchos piensan que es nuesta entorno natural.

Hoy es un día de luto para la estiba en España. Ayer falleció en Barcelona el trabajador portuario Jordi Montero Rius tras un accidente laboral ocurrido el pasado sábado. Desde aquí quiero mandar un mensaje de condolencia a sus familiares y compañeros, y mencionar esta película como un homenaje a una profesión dura, difícil y no siempre bien explicada ni entendida.


Aunque hoy sea un día muy triste para los trabajadores portuarios quiero recordar que al final de la película ... ganan los buenos.

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